Uno de los árboles de gran talla más comunes en el paisaje de la ciudad, el Encino siempre verde posee gran porte, longevidad y adaptabilidad. Su complexión robusta lo convierte en un ícono natural del nuevo perfil urbano.
En los últimos quince años, esta especie se ha convertido en la más utilizada en la reforestación urbana de Monterrey. Debido a su velocidad de crecimiento, los efectos de su uso no se apreciarán totalmente sino dentro de diez o quince años más, cuando comencemos a cosechar los beneficios de sus servicios ambientales, pero también los problemas de haberlos plantado a tan corta distancia entre ellos.
En su madurez, la copa puede alcanzar hasta 30 metros de diámetro debido al crecimiento horizontal de sus ramas, que en ocasiones llegan a rozar el suelo. Su tronco de textura rústica y su copa extendida le confieren un carácter agreste que genera un contraste visual impactante dentro de la ciudad.
Su follaje siempre verde y los bajos requerimientos de mantenimiento lo hacen recomendable para áreas extensas donde se busque sombra. Hay que considerar un arriate de dos metros de diámetro para el desarrollo del tronco.
- A) Flores: pequeñas y amarillentas colgantes, brotan junto con las nuevas hojas de primavera.
- B) Hojas: lustrosas, verde oscuro en la parte alta. Son gruesas y ovales en los extremos.
- C) Frutos: bellota café oscuro de aproximadamente una pulgada. Su base tiene forma de turbante.
Recomendaciones generales:
El encino siempre verde se adapta a suelos secos, húmedos y saturados. También suelos salinos y arenosos. Si se quiere evitar su crecimiento horizontal excesivo, se requiere poda durante su juventud.